El efecto contagio existe en el ejercicio y así es como puedes conseguir que te pase

Viernes 2 de Junio del 2017

Empiezas a entrenar, tu nivel de motivación está por las nubes y quieres que todos tus colegas se enteren de lo “a tope” que estás desde que haces ejercicio, aunque no lleves ni una semana. Superas la primera barrera autoimpuesta -los siete días seguidos- y crees que todo va viento en popa, pero todos sabemos lo que pasa después.

Tarde o temprano llega ese día en el que te tienes que pasar más horas en el curro y al salir ya no te da tiempo o surge un plan de última hora y claro “como llevas mucho tiempo sin ver a tal persona” no puedes dejar de ir y te dices: “Mañana entreno fijo”. Mentira, en menos de lo que canta un gallo ya has vuelto a la vida sedentaria.

No siempre es fácil mantener la motivación del primer día al hacer ejercicio”

Calma, no todo es malo. Resulta que hay una forma respaldada por la ciencia para evitar que esto pase e incluso puede que logres enganchar a más de un amigo a que se apunte a entrenar contigo. El secreto está en las redes sociales y en compartir la experiencia de hacer ejercicio con otras personas.

Son las conclusiones de un estudio de la escuela MIT Sloan School of Management (EE.UU.) publicado recientemente en la revista Nature, que apuntan que cuando se trata de ejercicio existe un “contagio social” en las redes.

Los investigadores estudiaron los efectos de contagio combinando datos meteorológicos globales diarios -que crea variaciones si se corre con amigos- con datos de redes sociales y los patrones de ejercicio diarios 1.1000 personas que llegaron a superar los 350.000 km en 5 años y lo compartieron en las redes.

Al cruzar todos los datos lograron descubrir no solo que el ejercicio se contagia socialmente, sino que este contagio depende de la actividad y del sexo de las personas. Las conclusiones demostraron que los corredores menos activos y más inconsistentes tienen una influencia sobre los más activos y consistentes, mientras que la influencia al revés es mucho menor.

Los corredores menos activos e inconsistentes influyen más en los más activos”

Por otro lado, tanto hombres como mujeres son capaces de motivar a otros hombres, pero las mujeres solo se motivan con otras mujeres.

Los resultados de esta investigación coinciden con otra de la Universidad de Pensilvania publicada en la revista Science Daily en octubre de 2015, que determinó que “la influencia que las redes sociales tienen sobre nosotros pueden ser una poderosa motivación para hacer más ejercicio”.

En este caso el estudio se llevo a cabo con 217 estudiantes que se apuntaron a clases gratuitas en el gimnasio de la Universidad de Pensilvania y a los que se dividieron en tres grupos.

Los que estaban en el primero recibían mensajes promocionales de la Universidad en los que había vídeos e infografías en los que se daban claves para hacer mejor los ejercicios. Los alumnos del segundo formaron pequeños grupos de seis personas a los que metieron en redes sociales. Y, finalmente, un último grupo de control que no pertenecía a ninguna red social ni recibía mensajes motivacionales.

Después de 13 semanas de estudio, los expertos concluyeron que “los mensajes promocionales siguen siendo una forma de alentar a un estilo de vida saludable, pero también es una forma cara de hacerlo”.

Los mensajes motivacionales sirven, pero no son la mejor forma ni la más barata”

Por su parte, las redes sociales no lo son caras y no es necesario generar un contenido nuevo para motivar a las personas: “Solo hay que poner a la gente en el tipo de entorno social adecuado para que interactúen entre sí, esto creará un cambio de comportamiento, incluso si no conocen a las demás personas”.

Queda claro, lo que hay que hacer para mantener el nivel de entusiasmo del primer día es formar parte de grupos de redes sociales en los que amigos u otras personas nos motiven a seguir entrenando día a día.

Formar parte de grupos de redes sociales nos ayudará a mantenernos motivados”

Fuente: http://ow.ly/C1Sq30cfPvM