¡Toda emoción se puede fingir!

Viernes 16 de Junio del 2017

¡Toda emoción se puede fingir!

Un fuerte coraje con berrinche y espanto desataron en mí un vértigo, aunque no tan dramático como el de Alfred Hitchcock, pero sí más cercano a una leve borrachera, ocasionada por beber una botella de vino tinto.

Acudí a un médico quien me prescribió Voltron cada 8 horas. El primer día ingerido el medicamento no sentí mejoría.

Alguien sugirió que tenía emociones atrapadas y por ello me sentía mareada. Recomendó visitar al acupunturista para alinear mis emociones de manera natural.

Las borracheras conllevan ese mareo “festivo”, pero marearse sin beber es más depresivo que una cruda. Así que, desesperada por mejorar, acepté la acupuntura.

Los preceptos de esta medicina alternativa se rigen bajo el argumento de que si una persona enferma y sufre dolores es debido a que el ying y el yang -las dos fuerzas corporales- no están en equilibrio.

Esta medicina china usa la técnica de colocar agujas en puntos estratégicos para sanar y alinear el ying y el yang.

Al llegar con el terapeuta yo llevaba, además del vértigo, síntomas de dolor en la nuca.

El terapeuta me realizó un breve diagnóstico. Lo que me pasaba es que tenía cansancio y toxinas atrapadas, explicó. El tratamiento para solucionarlo eran tres sesiones para desintoxicar el hígado, calmar la ansiedad y quitar el vértigo.

En total, puso 10 agujas en diversas partes de mi cuerpo y me las dejo 30 minutos.

Al retirarlas, me preguntó cómo me sentía. Yo respondí que bien.

Al salir de ahí, sentí ligereza. El dolor en la nuca había desaparecido y el vértigo disminuyó. Comencé a tener somnolencia y dormí una hora.

Al día siguiente realice mis actividades cotidianas, pero detecté que algo me faltaba. No tenía ira, odio, miedo, angustia ni felicidad. Era como si la Nada me hubiese poseído. Esa nada vacía, aislada, que te vuelve autómata.

Mis emociones y el vértigo, desaparecieron o se callaron simultáneamente. Estaba sola.

En el transcurso de una semana comenté con conocidos mi sintomatología y nadie entendió cómo me sentía. Solo me miraban con esa mirada que se les lanza a los locos, entre miedo y compasión. Así que comencé a fingir. Eso me permitía interactuar en el mundo, aunque no solucionaba el vacío que tenía.

No sabía qué hacer para remediarlo.

Así que me puse a leer. Releí el texto de Kazuo Ishiguro, “Nunca me olvides”.

Y de golpe volví a sentir. Kazuo me sumergió en la nostalgia.

Esa nostalgia de impotencia porque comprendes, muy tarde, que cumplimos con lo que debe ser, obviando a todo lo que renunciamos por ello…

Después de eso, la alegría fue la segunda emoción que regresó a mi.

No sé si en eso consiste la alineación del ying y el yang, pero si optan por la acupuntura, es conveniente que sepan los efectos secundarios: sueño, energía, claridad mental, reduce estrés, además de otros.

Y que también implica riesgos, como desmayos y los neumotórax (la presencia de aire en la pleura que rodea los pulmones).

Debido a ello se debe elegir a un especialista certificado, que sepa lo que hace. Se debe tener cuidado con la profundidad a la que se introducen las agujas, con la zona del cuerpo que se está manipulando y con la postura y las condiciones del paciente, tres factores de los que depende la seguridad de la técnica.

No omitir la higiene. Las agujas son desechables o deben estar esterilizadas, hay algunos terapeutas que acostumbran solo limpiarlas con alcohol.

Las sesiones recomendadas varían de la sintomatología, aunque mínimo son 2 sesiones.

El dolor de la inserción de las agujas puede doler, eso varía dependiendo de la sensibilidad de cada persona.

Se recomienda comer ligero antes del tratamiento.

La acupuntura despierta las capacidades de auto-sanación. Con eso puede venir una avalancha de conciencia corporal. Esto por lo general es una experiencia positiva, pero también puede significar una mayor sensibilidad o intolerancia por las cosas de antes.

Fuente: http://ow.ly/nBbu30cEHn3